lunes, 15 de septiembre de 2014

Sueños necesarios

- Oye... ¿tú recuerdas tus sueños?
- Algunas veces, ¿por?
- ¿Y has tenido sueños raros?
- Ja... pues algunos. ¿Por qué lo preguntas?
- Porque estos últimos días he tenido sueños muy raros. Primero soñé que una chavala que me odiaba estaba en barandales.  Y yo estúpidamente quería ayudarla.
- ¿Pero te odia en la vida real o sólo en sueños?
- Pues la verdad no sé si me odia, sólo la conozco de oídas.  Pero creo que sí.
- ¿Y tú la odias?
- Pues no la quiero mucho, precisamente. Pero no puedo odiarla.
- ¿Cómo que no puedes odiarla?
- Pues... ya ves, que no se me da eso de la empatía.  Normalmente termino poniéndome en sus zapatos.  Pero, bueno, ese no es el punto. Mi sueño terminaba en que ella en cierto modo aceptaba mi compañía. Y pues ya no recuerdo muy bien que pasó,  eso fue hace un par de días.  El sueño horrible fue ayer. Soñé que alguien que quiero mucho me traicionaba de la manera más horrible posible. Se acostaba con mi mamá.
- ¡Ah la chingada! ¿Con la Doña?
- Sí... y yo me enojaba muchísimo. No tienes idea. Principalmente porque no sólo me estaba traicionando a mí,  sino a muchas otras personas.
- No manches, que sueños más pinches locos tienes... deberías de hacerlos una novela.
- Y espera, todavía estoy enojada por ese sueño. Tanto, que ahorita no quiero saber nada de él. Por mí que se vaya a freír monos.
- Achis, pero no te hizo nada  en realidad, ¿no? Sólo soñaste con esa situación.
- Sí,  lo sé... pero, demonios,  no lo puedo explicar.
- Entonces déjame ver si entendí bien. Por tus sueños quieres a la persona que no te quiere,  y odias a alguien a quien querías.
- Algo así.
- Mmm. Bueno, algunos creen que los sueños nos pueden ayudar a sanar. Yo sólo espero que nunca sueñes conmigo.
- Ja... yo no estaría tan confiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario