- Espera. Ese se quedó prendido. ¿Lo apago también?
- Claro, con que dejes uno sin apagar puede todo prender fuego y nadie quiere eso. Malo para ti, malo para mí, malo para la gente de afuera también. Un desastre, te digo. Desastre.
- Ok, ok. Ya entendí. Ya lo apago.
- Vámonos.
- Oye... ¿Y con esta memoria qué hacemos?
- Nah, no te preocupes por las memorias. Lo único que hay que revisar son los sentimientos. Las memorias las tira todos los días y difícilmente se queda con alguna.
- Bueno, si tú dices.
- Ahora cierra la puerta y tira la llave. No va a recordar dónde está y pronto olvidará que este cuarto existió siquiera.
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